El Silencio Repulsivo
POR: David Cañedo Mesinas
Esos veranos sentía un cansancio erróneo, sentía que vivía de noche en una caverna bajo el agua, que cuidaba una perla maldita que las creaturas mas siniestras adoraban, vivía pensando que vivía secuestrado, cada mañana me tocaba las mejillas y sentía la calida humedad que solo te da el sumergirte bajo el mar, así que cuando iba a mi cama a dormir cerraba los ojos, me cubría con las mas gruesas colchas y trapos viejos que encontraba, y me sumergía en un mundo confuso en el que la magia era macabra y era perfecto. En Las mañanas bebía agua tibia para deshacerme de los recuerdos borrosos, lamía cada noche mis medias para pegarme a las sábanas de la realidad. Temía el soñar y hundirme de nuevo en un submundo, revolverme en pensamientos extraños, con creaturas fastidiosas y macabras de movimientos lentos. Mi hermana pidió una vez que describiera a los monstruos, yo sabía que ellos me oían, me espiaban, me seguían, cada palabra que yo contara, cada movimiento que emitiera sería marcado en la pesadilla, que el rey de la harta muerte me sentenciaba. Vivía con miedo, fingía jugar, estudiar, y ser revoltoso, de pronto miraba un florero y veía el reflejo de una sombra que me indicaba silencio absoluto. Era difícil ocultar las heridas que las sombras me infligían, era costoso fingir que dolían cicatrices milenarias que yo nunca me había causado y que existían. Mis padres vivían en una realidad confusa, controlados por los espectros invisibles, que nos acechan.
Cada que dormía le contaba a mi madre que alguien mas vivía en mi casa, que el monstruo era real, que el demonio tenía existencia.
Alguna mañana desperté creyendo que aquello no ocurría, desperté pensando, que jamás había tenido tales pesadillas, pero había un error en mi sistema, algo no concordaba en mi vida. Deja vu, fallas en las leyes de la ciencia, como si Hubiera un error masivo en la complicada maquina espectral que controlaba al inconsciente mundo. Y que ese error, radicara en mí, precisamente. Nunca nadie ni nada sabrá que así fue.
Noche tras noche, siento la extraña sensación de una cabellera en mi rostro, que una maraña titánica de cabellos bloquea el paso en mi garganta, asfixiándome lentamente hasta matarme en mis sueños mas macabros.
A veces Oigo extraños crujidos y rasguños en las ventanas, como si alguien tratara de entrar. Pienso ''Solo es una rama, solo es el viento'' pero se que no es así, trato de ocultarme a mi mismo la verdad, negarle a mis pensamientos que se que algo esta mal, ocultarlo en lo mas profundo de mi conciencia, en donde el espectro del miedo que nos controla no puede entrar. Las casas crujen solas, se tambalean y mueren con la edad, construidas con madera de roble anciano lloran cuando es de noche y son testigos de muertes, robos y maldades, que se impregnan en sus cimientos llamando a los espíritus de lo siniestro y lo obtuso.
Los perros ladran, saben lo que ocurre, con sus sensibles oídos y su olfato, huelen y escuchan las caminatas danzantes de los espectros de la noche, dioses abstractos y sin consciencia, que transitan por la noche cegados con la luz de la luna, reptando cruzando calles, árboles, alcantarillas, y Solo son visibles para aquel que sabe donde y cuando mirar.
Silencio, el vil silencio. Es el ruido más ensordecedor y Poderoso, el provocado por las fieras de la noche, Tan frío y agudo que nadie lo percibe. Tal vez si prestas atención, si en una noche curiosamente mas callada de lo normal, abres tu subconsciente y escuchas con toda atención, puedas oír las palabras confusas, emitidas en dialectos extraños, movimientos de fricción producidos por gargantas resecas, que los espectros de la noche y lo prohibido, producen para comunicarse, Es ese el silencio, el sonido mas horrible y tenebroso, Bizarro y enloquecedor que todo el tiempo se emite, cubierto por otros sonidos apropósito para ocultarlo de los ignorantes. Solamente ten cuidado cuando escuches el silencio; apaga la luz, cierra los ojos, respira y recuerda que las sombras nos vigilan todo el tiempo, que lo hacen desde un Angulo tan obvio que nadie se percata de ello. Y no te sorprenda que cuando lo hagas, un espectro de lo más horrendo trate de acariciarte la espalda, mientras no ves, aunque no sea posible tal maniobra.