Roca De Luna Y Cascada
POR: David Cañedo Mesinas
Una roca se desprendió de una montaña en un día lluvioso, arrojada por la tempestad se fragmentó y cayó al río en pedazos, danzando en la corriente se deslizó hasta el final de la cascada, y sus trozos, unidos por la densa bruma adquirieron vida. Majestuosos; cubiertos de coral dulce y de musgo de alga, de sustancias diversas y arenas antiguas, sus fragmentos, unidos por aquella energía misteriosa del agua bendita, nacieron en la tierra como una nueva tribu de diversas especies. Con el paso del tiempo sus desgastes fueron creciendo, las especies que habitaban sus huecos fueron envejeciendo y abandonado sus trozos, y al paso de los años, del espacio, de las lluvias y las corrientes, la piedra se pulió, esculpida por los vientos, sus corales formaron grietas y secaron sus capullos de huesos ya olvidados, y su fauna añeja, aquella que aun la habitaba, abandonaron aquella roca arrastrados sin querer por el desgaste y fenecieron. Pero la Roca y sus mitades, tenían vida, y aunque el sol y el viento la broncearan, y aunque las telarañas y el musgo la llevaran al olvido, la roca, aquella bendecida por la cascada, siguió con sus pensamientos densos e inertes. Y siguió pensando y oyendo entre sus huecos aquellos ruidos sordos que producían los cangrejos al pisar la arena, y aquellas olas que azotaban la orilla formando una sinfonía perfecta al mezclarse con el pesar de los cuervos cantantes. Y La roca de luna en forma de arco, Con movimientos pesados y sin consistencia, venció al fin con su peso la tierra que la sostenía, y corriendo; y andando y deslizándose en la tierra rodó, aquella maravilla y sus mitades, rodó por arbustos chocando con plantas, rodó por las hojas y los charcos, evitando molestar cualquier insecto o ave con su paso, y danzando entre la montaña se perfeccionó y se esculpió figuras en su superficie, fosilizando esencias huecas y formando caras perfectas. Y al caer al pie del río junto a la zona de la unión marina, descansó bajo un árbol después de su brusco salto por la barranca. Cuando llegó, las aves se alejaron, los crustáceos huyeron, y aun el polvo y las arañas, dubitativos se fueron alejando de aquella anciana partida. Tal ves fuera su vejez, o quizá tuvieron miedo a su belleza, pero su misterio y su magia La envolvieron poco a poco en las sombras, quedando la escultura olvidada entre los arbustos. Fue un día que una bruja de mar, un elefante con aletas, navegando por el río en busca de almejas muertas, se encontró con aquella maravilla, y se encantó: observó con su nublada vista aquellas formas y temió, admiró con sus oídos los sonidos del barro entre su piel, y acariciando sus dos mitades, se cegó; pues la magnificencia de una roca es a veces perturbadora por su belleza, pero es cuando una roca añeja se parte en dos y rueda, que con el transcurso de los evos, se sigue esculpiendo, hasta tal vez llegar a tener formas extrañas, tal vez un rostro, tal vez una nube, O quizás una sirena cantante son rizos negros. Pero rara vez estas reliquias son admiradas,
rara vez son vistas, solamente las ven aquellos ojos, aquellos instintos de plantas y animales sordos, de los que no pueden oír ni hablar en apariencia, pues es que la naturaleza cubre las perfectas olas de la conciencia mineral. Pues Es la magia de la cascada y No el oro que hay detrás de ella, lo que es misterioso y perfecto. Y es hermosa aquella piedra meta morfa, tal vez añeja por que son sus instintos ciegos los que la hacen admirable. Cada puñado de tierra puede tener una historia, y son solo las aves y los crustáceos los que se percatan que por ley natural, El bosque siempre oculta sus historias y sus tesoros, y los esconde, por temor a que el tiempo los encuentre y los reclame. Solamente una roca que es diversa, ayuda a ser hermosa y vivir ignorada. Después de que la ninfa acuática acariciara aquella magia, que la escultura despertó, tocada al fin por la vista de los colores, y percibió su aroma a través de sus poros, aquella piedra, la roca de luna y cascada, rota, deforme, traviesa, danzante, sorda, gris, con colores viejos; con color acre, olor a sal, a rosas, a mariscos, a azúcar y a sol; aquella que vivió treinta y cinco mil años antes de ser descubierta. Se dice que solo los leones marinos se percataron de su magia a pesar de estar escondida, solo los cangrejos, las abejas, las mariposas y las aguas mismas, vieron con magistral vista, la luz obscura que emitía su presencia. Las marmotas la adoraron por siglos. Esa piedra era especial, era una piedra lunar, era materia pura, estaba viva, tenía marcada la vejez y la sabiduría, era una roca de luna, Una roca acariciada por la cascada, y ellos que recogieron sus mitades y las arrastraron a lo profundo del mar, lo sabían, sabían lo especial que era.
1 Comentarios*:
Wooooww!! Magistral...Tienes un proyecto acerca de esto, o nadamás me vas a dejar picada?
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