La Oreja en la Mortaja (Segundo Ensayo)
POR: David Cañedo Mesinas
Verdosa, fria aún cuidada como si fuera adorada o respetada por alguna clase de añejo reptil que la protejiera y la idolatrara, refrescandola y cubriendola todos los dias con una espesa capa de pulpas magenta.
Esa oreja, arrancada de las laderas de una extensa montaña con organos y vida propia pero sin conciencia.
La oreja que fué mordida por el hocico de un perro dragón, rey de canes, escoltada por microbios hasta lo mas obscuro de un antiguo cementerio negro y olvidado, dentro de un tazón de brujas. Tal vez un oido de carne, una oreja de barro cocido, fuera ese el organo perdido, que asumió el clavo de babilonia como propia desdicha. Quizás fuese Kuranes, antiguo emperador de creta, quien decretase que la carne humana, dicha carne humana en particular, perteneciente a los organos internos y mas sensibles, fueran siempre destazados y amortajados, para poder ser adorados por los dragones mas diminutos que a nadie gustan.
Esta oreja, la oreja, una oreja, su oreja, antigua herramienta gracil para la escucha de los dioses primitivos, llevada por el pasado y presentada por el principe mercurio como posible aumentador de sonidos, y despues robada por arameo quien fundase el pueblo de la atlantis, por esa causa hundido. Aquella nación prominente y arbolada, de tierras acidas, de humanos como subdioses, caminando erguidos en un contienente olvidado, mientras la humanidad ajena caminaba reptante aún viviendo en cuevas, y la cultura que por la oreja robada evolucionara y construyera estadios; y fundara sectas y castillos majestuosos, llenos de eco que a todos asombraba. Aquella herramienta agil e indolora, robada por las ninfas ante la corte suprema de animales salvajes, aquella epoca borrada de todo recuerdo, de toda memoria. La epoca de la oreja, del oido.
La oreja, majestuosa arma letal para defensa propia, que en el futuro servirá a los demonios que aun resistan, formada un millon cuarenta y dos mil años antes de la extinción de los dioses.
En un futuro destrozado y barrido por las bacterias, en las que el sonido ya no necesitase ser escuchado, que deberá ser desechado, y con ello todo rastro de orejas, aunque solamente sobeviva la de las laderas de una montaña suspendida.
Pulpo; escarabajo de mil mares, ahora ciego y con mil tentaculos, guardian de la caverna submarina de la oreja en la mortaja. Una gruta gutural que esconde mil secretos, ninguno de ellos advertido mas que por el mismo kraken.
Oido, antiguo, casi polvo, ladera de montañas, evolucion de los dioses extintos, momificación de los egipcios, labrador de lenguaje obtuso, éscucha de razas morenas, mistica herramienta de amplificacion por ondas, mágica caldera de mil brujas, remolino de espectros y tornado de vibraciones sonoras. Oido, un oido y una oreja, en una estalactita repleta de insectos, aún yacente arriba de un trapo extraño; de la mortaja que morfeo usó para pulir su flauta.
¿Es cualquier oreja simbolo de benevolencia y poder?, ¿será solo la maestra, aquella antigua y sabia apenas con vida, que engendró durante eras los sonidos del oido moderno?
Despotas, aristocratas y politicos sin vida, ya no demonios, ya no dioses, ya no creaturas avanzadas ni primitivas, ya no el escarabajo de mil mares ni la benevola mortaja añeja, nisiquiera el rastro de una mota o particula de sonidos alguna vez producidos o imaginados por la influencia de la diosa del habla.
Clavo que por clavo vuele y clavé en si mismo, enterrando esos misterios del pasado, el espacio y la materia, pavo que por ala se arrastre vuelta añicos al ser carne. Plata que por ser moneda compre milagros y que ya no sirve, ni quien haya que la reconosca. Ni quien exista que la admire y se emocione; Ni la oreja, ni la moneda es de quien se dice, pues ya nada se dice, ya todo está olvidado.
Tal vez algun ser de la dimension del sexto vuele y se apiade de ese instrumento primitivo, aunque no sería creible apenas por el espacio, creer que un ser telepático se arriesgue a ser burlado por llevar consigo una herramientaputrefacta y vieja.
Todo se olvida, y se olvida porque se extingue y se extingue porque cambia. Todo lo que cambia es todo, hasta las estrellas se apaciguan por debilidad o sin ninguna causa. Hasta lo mas necesario siempre se olvida, se pierde y se desprecia.
Y aquella oreja olvidada, ahora es burla del consejo que alguna vez se divirtió creando el universo como un juego de canicas. Ni quien pensara que este universo sería tan duradero y a la vez tan corto en vida.
Y la existencia errante de la mortaja, juntoa denuevo con la oreja, viajando errante y sin rumbo cerca de la masa que deberá comenzar una expansión, creando otra tierra nueva. Y de esta forma la oreja apenas comienza, pues la era eterna de mil gúgols de milenios ah dado vuelta a la canica y todo comienza desde el final y se acaba al principio. Quizá la oreja vuelva a ser envuelta en una mortaja de seda dorada por algún morfeo, quizá una nueva diosa la agrege a las laderas de otros dioses como señal de poder y diferencia, quizá otra atlantida sea formada y hundida. Nunca desprestijies el poder de una vieja oreja y una mortaja para limpiar flautas.
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