Grito
POR: David Cañedo Mesinas
Ferviente me dirijo hacia los cielos,
Gritando aniquilo dudas y pensamientos inertes,
Riendo y llorando causo esa sensación de gloria,
Un sentimiento añejo, resguardado e inconcluso,
Y Siempre veo las nubes con alegría Imposible,
Con esa expresión tan rara e irrepetible,
Que no se da ni en las estrellas.
Como si fuera susceptible a la luz del día,
Y como si la perfecta obscuridad me dominara
Dándome el magistral poder de controlar mi paradío.
Ausente, dirigiéndome a seres sin vida,
A gases tóxicos esparcidos por la atmosfera,
Dirigiéndome a ellos grito, y grito a los cuatro vientos,
Incluso Las aves se detienen a escuchar mis cantos.
Gritando aniquilo dudas y pensamientos inertes,
Riendo y llorando causo esa sensación de gloria,
Un sentimiento añejo, resguardado e inconcluso,
Y Siempre veo las nubes con alegría Imposible,
Con esa expresión tan rara e irrepetible,
Que no se da ni en las estrellas.
Como si fuera susceptible a la luz del día,
Y como si la perfecta obscuridad me dominara
Dándome el magistral poder de controlar mi paradío.
Ausente, dirigiéndome a seres sin vida,
A gases tóxicos esparcidos por la atmosfera,
Dirigiéndome a ellos grito, y grito a los cuatro vientos,
Incluso Las aves se detienen a escuchar mis cantos.
Grande, fuertemente lo esculpo en el viento,
Y lo que siento es imposible de explicar,
Es un sentimiento que creo existe sin referencia y sin razón.
Tengo el zozobrante instinto de que hacerlo es beneficio.
Gozo porque libero mi furia, y mi corazón estalla de energía,
Y La luna me persigue, pero no me espanto,
Yo sigo al sol con la mirada y me despido,
Y Se que gritar me ayudó a entender la vida.
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