La Niña de Oro
POR: David Cañedo Mesinas
En una vida vacía yacia un hombre
Un hombre que con la vida dura luchaba.
Peleaba por el vacío
y lloraba con su frio.
Llevado por la insolencia
trató de terminar con la vida
pero por alguna razón imposible
no podía.
Entonces de ultimo recurso
convocó a la antigua sabiduria,
Un papiro hecho de tela
en el que los dioses escribian.
Solo quería ser inmortal,
dejar llevarse por el mal.
Pero algo muy dentro de el
no quería.
Aún así invocó A la niña de oro:
La niña hecha cristal
La creadora del mal
Con un vestido de seda
y zapatillas de metal.
En vano invoqué tu nombre
en vano quemé mi sangre
me agradecistes riendo
de mi simple mortalidad.
Me agarraste por la cintura
Riendote de mi insolencia
y aprovechandote de mi inocencia
Te apoderaste de la verdad.
La llave de mi alma
que guardaba entre mis cabellos
y junto con ellos
Estaba la verdad.
El porque de mi triste vida
una vida agrietada y aberrante
Desordenada y fulminante.
Desolado me abandonastes
en Una sabana de papel.
Hueca, te fuistes, ingrata
y malevola como tu nombre lo dice
y apoderada de mi existencia
Huistes complacida
por haber destruido una vida.
Que aunque era amarga
Duele, porque me arrancastes el alma
destrozandome el vacío.
perverso y frio.
Alimentandote de mis entrañas huistes y escapastes
maldita.
solo te seguí el rastro con la mirada
y mi fiel alma amada que se rehusaba a ser llevada.
Un hombre que con la vida dura luchaba.
Peleaba por el vacío
y lloraba con su frio.
Llevado por la insolencia
trató de terminar con la vida
pero por alguna razón imposible
no podía.
Entonces de ultimo recurso
convocó a la antigua sabiduria,
Un papiro hecho de tela
en el que los dioses escribian.
Solo quería ser inmortal,
dejar llevarse por el mal.
Pero algo muy dentro de el
no quería.
Aún así invocó A la niña de oro:
La niña hecha cristal
La creadora del mal
Con un vestido de seda
y zapatillas de metal.
En vano invoqué tu nombre
en vano quemé mi sangre
me agradecistes riendo
de mi simple mortalidad.
Me agarraste por la cintura
Riendote de mi insolencia
y aprovechandote de mi inocencia
Te apoderaste de la verdad.
La llave de mi alma
que guardaba entre mis cabellos
y junto con ellos
Estaba la verdad.
El porque de mi triste vida
una vida agrietada y aberrante
Desordenada y fulminante.
Desolado me abandonastes
en Una sabana de papel.
Hueca, te fuistes, ingrata
y malevola como tu nombre lo dice
y apoderada de mi existencia
Huistes complacida
por haber destruido una vida.
Que aunque era amarga
Duele, porque me arrancastes el alma
destrozandome el vacío.
perverso y frio.
Alimentandote de mis entrañas huistes y escapastes
maldita.
solo te seguí el rastro con la mirada
y mi fiel alma amada que se rehusaba a ser llevada.
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